Una plaza llamada Libertad
En medio de una controversia en torno a la demolición y remoción de la actual plaza Libertad en San Salvador, es preciso concentrar esfuerzos en aclarar qué es esta plaza desde la perspectiva histórica, su importancia a nivel urbanístico y el rol que debe tener en el contexto actual del Centro Histórico de la Ciudad; solo así se puede tener una postura objetiva acerca de la intervención que pretende hacer la Municipalidad.
A nivel urbanístico, la actual plaza Libertad es un espacio abierto que, por no poseer edificios públicos importantes a su alrededor, tiene un carácter secundario distinto al de su hermana cercana la plaza Barrios, sin embargo históricamente no ha tenido ese carácter. A los pocos años de haber sido colonizado el actual territorio salvadoreño, en 1545 se fundó la villa de San Salvador por tercera vez, su trazo en damero partió de un espacio vacío denominado plaza Mayor que es donde actualmente se ubica la plaza Libertad, alrededor de este se construyeron los edificios de mayor importancia, al sur: el Cabildo, la estafeta de correos y las cárceles públicas (actual predio municipal); al oriente la parroquia consagrada al Santísimo Salvador del Mundo (actual iglesia El Rosario); al norte el portal del Norte y al poniente el portal de Trigueros (actuales La Dalia y de Occidente respectivamente). Las plazas en la época colonial fueron sitios de encuentro e intercambio social y comercial por excelencia, su configuración de espacio abierto permitió una flexibilidad tal que posibilitó la ubicación de comerciantes con absoluta libertad, en una modalidad de uso temporal, fusionada entre el mercado precolombino («macuil tianquiztli«) y los bazares del Medio Oriente que llegaron a América a través de la cultura española. Llama mucho la atención que esta modalidad sigue vigente en el mercado popular de nuestras ciudades actuales, aunque con algunas variaciones.
El grabado de Cisneros ilustra muy bien cómo, al menos durante tres siglos la plaza Mayor no sufre mayores modificaciones, excepto por la remoción de la antigua fuente, esta intervención aparentemente se realiza a finales del siglo XIX, tiempo que coincide con la consolidación de la República después de la independencia de España, y momento en que existe un mayor protagonismo por parte del Estado en cuanto a comunicación de signos representativos de poder. Carlos Cañas Dinarte**, en su artículo de opinión «Hay que hacer trabajo arqueológico en la plaza Libertad», (2017) ilustra a través de una fotografía las nuevas dinámicas de ese Estado protagonista, que decide en algún momento renombrar este espacio urbano como plaza de Armas.
En algún momento entre 1890 y 1911, año en que por motivo del primer centenario del Primer Grito de Independencia se construyó el actual Monumento a los Próceres, la plaza de Armas tuvo su primer intervención profunda en donde esta pasó a llamarse parque Dueñas, en honor al expresidente Francisco Dueñas. Esta intervención consistió en la creación de arriates ajardinados y aceras distribuidos en una trama radial y además se dispuso excéntricamente un quiosco, los arriates fueron demarcados por muretes, verjas y algunas bancas que servirían para el intercambio y descanso de los habitantes. Esta configuración de parque representó una ruptura en el concepto de plaza como espacio abierto para el intercambio social y comercial, lo que vino a limitar el uso del espacio público y por ende a cambiar las actividades. Desde la perspectiva urbanística esto fue contraproducente al no brindar alternativas de espacio para las actividades originales; Héctor Sermeño**, en su escrito de la revista Contracultura denominado «La plaza Mayor de San Salvador», (2011) dice que «fue un error convertir las antiguas plazas de San Salvador en pequeños e incómodos parques. Los primeros verdaderos parques urbanos que tuvo y tiene la ciudad en el centro son el Cuscatlán y el Infantil, este último que fuera el Campo de Marte hoy reducido, es el parque del Centro Histórico capitalino de mayor tamaño».
Con motivo del primer centenario del Primer Grito de Independencia, se erigió el Monumento a Los Próceres o Monumento a la Independencia, que consiste en un ángel que corona a los próceres de la independencia del Reino de Guatemala y su histórico movimiento insurreccional de noviembre de 1811. Esa estructura conmemorativa fue dañada posteriormente en el terremoto del 7 de junio de 1917, obligando una amplia remodelación y reconstrucción del Monumento. Según Sermeño «entre 1900 y 1960, lo vistieron (al parque Dueñas) de árboles y palmeras tan profusamente, que de noche era muy oscuro con todo y la iluminación nocturna y de día no permitían apreciar los monumentos; el de la Independencia y el de Miguel de Cervantes; éste último trasladado posteriormente, cerca del entonces palacio presidencial en San Jacinto».
Parque Dueñas en la década de los 50. Puede valorarse la profusa masa arbórea y de palmeras que impedían la visibilidad de los monumentos, los arriates circulares de las esquinas y el murete y verja perimetral. (Fotografía de autor desconocido.)
En algún momento entre las décadas de los 50 y los 70, se realizaron nuevas intervenciones profundas en la traza del parque devolviéndole en cierta manera el uso de plaza, para ello se eliminaron los muretes, verjas y bancas, y se ampliaron las aceras colocándoles un nuevo y elaborado diseño de pavimento, el Monumento a los Próceres fue enmarcado con un espejo de agua y, de acuerdo a Héctor Sermeño, «el quiosco fue destruido en 1957» y además se eliminó gran parte de la vegetación. Esta intervención se hace en el contexto de la época moderna de la arquitectura salvadoreña, que surge a partir de las intenciones renovadoras de la constitución de 1951, para esta época hay una insistente valoración del espacio público que brinda lógica a esta intervención. Sermeño además dice que «Dueñas se llamó (el parque) hasta el 5 de noviembre de 1938. Durante el gobierno del Generalísimo Hernández Martínez, fecha en que pasó a denominarse Parque Libertad; nombre que mantiene hasta nuestros días, aunque desde los 1970, se le ha llamado nuevamente plaza y ha adquirido, en parte, ese aspecto».
Durante los años de la Guerra Civil (1980 – 1992) así como en los años subsiguientes a este período, la plaza Libertad mantuvo esta última fisonomía, sin embargo la inmigración campo-ciudad que se profundizó en los años de la Guerra, así como la legitimada invasión del espacio público, promovida en 1985 por la administración Morales Erlich, provocaron que la plaza Libertad fuese eventualmente ocupada por vendedores informales. No fue sino hasta 1999 que Héctor Silva, entonces alcalde de San Salvador, anuncia en El Diario de Hoy la remodelación de la plaza Libertad como parte del rescate del Centro Histórico impulsado por su administración. Esta intervención sería la última que se realizaría de manera profunda hasta nuestros días. Al finalizar la administración Silva en 2003 la Plaza había sido intervenida, esta consistió básicamente en devolver el trazo de la época republicana con sus muretes, verjas y bancas, se eliminó en su totalidad la vegetación de gran tamaño y se sembraron nuevas especies arbustivas, además se agregó un moderno sistema de iluminación y se eliminó la fuente alrededor del Monumento a los Próceres, que por años había socavado los cimientos del Monumento.
Aunque esta última intervención, desde la perspectiva histórica puede que tenga buenas intenciones, urbanísticamente hablando es una negación del concepto de plaza como espacio abierto para el intercambio socia,l ya que mantiene el carácter contemplativo de los arriates ajardinados y restringe el uso del espacio público a una acera limitada por muretes y verjas. Desde el punto de vista ambiental aunque se eliminaron las especies más grandes, estas se sustituyeron por otras más pequeñas pero que permiten mantener el protagonismo del Monumento a los Próceres.
A partir del 2015, la actual Alcaldía de San Salvador administrada por Nayib Bukele, trabajó un diseño para la renovación total de la plaza Libertad, este contempla la conservación de la traza republicana pero rompe los arriates incorporando aceras con trazos más atrevidos, además sustituye el murete y la verja perimetral por pequeños arriates cuadrangulares que se repiten alrededor de la plaza para enmarcarla, sin embargo lo más significativo y quizá más respetuoso del concepto de plaza es la anulación de los arriates al frente del Monumento a los Próceres, esta intervención permite mayor uso del espacio público y a la vez crea una relación armoniosa con su edificio vecino la iglesia El Rosario.
Es posible, ya que se conservaría la traza republicana, que se pudieron haber conservado las especies vegetativas plantadas durante la administración Silva en 2000, sin embargo la intención en esta intervención es plantar otro tipo de especies de mayor crecimiento y más adecuadas al entorno local, lo que deja fuera el criterio de conservación y finalmente el hecho de ser el punto de origen de la ciudad de San Salvador, necesariamente contendrá vestigios arqueológicamente importantes, por lo que registrarlos debería ser parte de cualquier intervención física tanto en el ámbito público como en el privado, sin embargo la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador (1993) únicamente obliga al «propietario o poseedor de un posible bien cultural,… … (a) notificar su existencia al Ministerio (lease Ministerio de Educación, entidad donde se adscribía antes la extinta Concultura, hoy Secultura) para su reconocimiento, identificación y certificación, para legalizar su inscripción dentro de un plazo no mayor de un año contado desde la vigencia de esta Ley o desde que tuviesen conocimiento de ello». La Ley contempla de alguna manera la conservación de bienes culturales pero no obliga a insertar el proceso de registro dentro de los procesos de construcción por lo que en la práctica difícilmente los propietarios notifican los hallazgos. Para el caso de este particular proceso, siendo el Municipio el actor principal, la coyuntura gira más a problemas de procedimiento que la Ley no contempla.
Con lo anterior, la propuesta impulsada por la Alcaldía de San Salvador es en definitiva el resultado de un proceso consensuado, aunque mal gestionado durante el proceso de construcción; existe una intención de conservar la traza republicana de 1911, lo cual representa una valoración al patrimonio que toma en cuenta que las construcciones más recientes hechas en el 2000 ya no son originales. Por otro lado la incorporación de nuevas aceras y arriates que rompen en alguna medida la traza original, además de aportar innovación, permite mayor fluidez en la circulación pública; pero en definitiva es la anulación de los arriates del costado oriente la decisión más osada y a la vez justificada por la recuperación del uso del espacio público bajo el concepto original de plaza de 1545.
Secuencia gráfica de la plaza en el tiempo
Secuencia gráfica de la evolución en la traza de la plaza Libertad desde la fundación de la villa de San Salvador en 1945 hasta el actual proyecto de renovación en 2017 (Dibujo por Rafael Tobar, 2017)
(*) Fabricio Valdivieso es arqueólogo y posee maestría en estudios interdisciplinarios (MA) por parte de la Universidad de British Columbia, Canadá, con especialización en el desarrollo económico y social con base en el patrimonio cultural. Ha obtenido cursos especializados en Estados Unidos y Japón con relación a su campo, habiendo dirigido más de una veintena de proyectos arqueológicos y culturales. En los últimos años ha publicado en destacadas revistas internacionales en países como México y España. Dirigió el Departamento de Arqueología de Concultura entre los años 2002 y 2008 y actualmente se desempeña como consultor privado y miembro experto de ICAHM-ICOMOS para Latinoamérica.
(**) Carlos Cañas Dinarte es historiador salvadoreño.
(***) Héctor Ismael Sermeño (1954 – 2017) fue un escritor, historiador y crítico de arte salvadoreño.
NOTA: La imagen destacada en esta entrada es una fotografía del Arq. Carlos E. Ferrufino (2010), director de posgrados de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, y que también fungió como jefe del Departamento de Organización del Espacio (DOE) encargado de coordinar en esta Universidad la carrera de Arquitectura. La fotografía ha sido editada con el título de esta entrada por Rafael Tobar (2017) para ilustrar su contenido.
— Posted on abril 3, 2017 at 11:36 pm by Rafael Tobar
— Ciudad, Espacio público, historia, urbanismo