La ciudad que no camina
Caminar es la palabra clave, en una ciudad que crece a un ritmo acelerado, el uso del vehículo se ha convertido en algo indispensable para trasladarse de un sitio a otro en la capital salvadoreña; incluso para cortas distancias, y es que la ciudad crece, pero no fomenta el uso de los espacios libre de automóviles.
Con un alto tráfico vehicular y una alta población urbana, San Salvador se convierte cada día en una ciudad poco amistosa con el peatón, sus calles están llenas de vehículos particulares, transporte público, carga y muchos otros, las zonas para ir a pie o en bicicleta se cuentan con los dedos de una mano, son casi nulos o muy reducidos, no importa la zona en la que se viva. La ciudad está pensada para que el vehículo tenga prioridad.
Grandes ciudades en Europa y otras partes han logrado desautoxicarse gracias a medidas muy oportunas y consensuadas, que han fomentado el uso de otras opciones de transporte como la bicicleta y hacer que sus zonas peatonales sean seguras, además con estas medidas han disminuido la contaminación ambiental causada por el combustible. La gente camina a todas partes y hacen uso del transporte público, que cada vez más, utilizan fuentes de energías renovables.
Los grandes desafíos
San Salvador se vuelve intransitable incluso en vehículo, cada día hay más. Sus calles están colapsadas, y la intervención del estado se ha visto limitada, construye pasos a desnivel que siempre dan prioridad a los automotores, restando muchas veces aceras y espacios para el caminante. Cruzar una calle se vuelve todo un reto para el peatón, en muchos lugares toma unos 10 minutos o más, se construyen pasarelas, pero no diseñadas para gente con discapacidad o de la tercera edad, lo que pone en riesgo muchas vidas. La gente cruza las calles corriendo, no hay semáforos para permitir que los peatones crucen, tampoco señalización y en todo caso los conductores en su mayoría no ceden el paso.
La ciudad deseada
En el mejor de los casos, deberían haber desde ya políticas desde la municipalidad y de gobierno central, con el objetivo de reducir la contaminación, buscar opciones de transporte eco amigable y hacer un plan para que la gente comience a caminar, que no necesite trasladarse a largas distancias para ir donde necesitan y mejorar las opciones de desarrollo de las economías locales.
Recuperar espacios para el peatón, hacer que la prioridad sean las personas sobre las maquinas, mejorar los cruces de calle, revitalizar el uso de ciclo vía o crearlas, las aceras y redes peatonales, controlar el tráfico, mejorar sistemas de estacionamientos, re naturalizar las calles y los entornos escolares.
Ciudades como Londres, Paris, Barcelona, Bogotá, Hong Kong son las más aptas para caminar, de acuerdo a un reciente estudio, en el cual se concluye que una ciudad caminable es vital, sostenible, sana y segura.
La salud de una urbe, la economía y el medio ambiente se benefician cada vez que una persona va a pie o en bicicleta, porque fomenta el ejercicio, ayuda a reducir el sedentarismo, motiva la convivencia ciudadana, activa la economía de los negocios locales, permite que los niños jueguen, reduce las muertes en carreteras y por sobre todo reduce la contaminación causada por las emisiones del dióxido de carbono.
— Posted on enero 4, 2023 at 12:30 am by Roberto Castro
— Ciudad, Espacio público, urbanismo