Hay mucha ciudad después del COVID-19

Han pasado meses desde que inició la cuarentena domiciliar en El Salvador por el COVID-19. Salir de casa supone encontrar la justificación para, con mascarilla en la cara y guantes en manos, cumplir con esa misión estrictamente necesaria. Al salir hay toda una nueva ciudad.

Llevamos años quejándonos del tráfico, de las soluciones al transporte, de lo insuficiente de las calles, que si la remodelación de plazas, que si los centros comerciales y, en fin, una serie de quejas -por no decir berrinches-, sin al menos tomar consciencia que gran parte de los problemas de la ciudad están en nuestra propia cultura y nuestra misma manera de querer resolver nuestros problemas, de manera individualista, poco empática con los demás y, ¿por qué no decirlo? terriblemente egoísta.

El COVID-19 es en definitiva una grave pandemia que amenaza la salud de los seres humanos en pleno inicio del siglo XXI. La humanidad no se va a terminar, eso ya la historiografía lo explica con detalles; pero sí puede ser una oportunidad para reinventarnos como individuos que debemos ejercer la ciudadanía. A lo que nos referimos con esto es a la imperante condición de que pertenecer a una sociedad, es también ser responsables con ella.

El virus del transporte

Como menciona Juan Palomar «El coche es una pandemia desde hace décadas». Al salir a las calles de San Salvador, salta a la vista que la Ciudad parece un viejo domingo de los 80, todos los días. Tal como Palomar describe a Guadalajara en estos tiempos, «De repente se recuperaron la prestancia, la belleza, la serenidad y la frescura». La crisis del COVID-19 deja claro que gran parte de nuestras quejas está en nuestra propia actitud individualista, que para movilizarnos tenemos que tener carro.

Desde luego eso lleva a otros problemas inminentes que el Estado debe dar solución, uno de ellos el transporte público. Este sector que en nuestras ciudades salvadoreñas es otro virus, que aprovecha que la sociedad le necesita para penetrar en las calles y multiplicar su ARN a través de ellas y cuyos síntomas se manifiestan en la alta contaminación, el irrespeto al usuario y a las leyes, la inseguridad y ni hablar del caos en el espacio público. Este es un buen momento para pensar en nacionalizar este sector.

Imagen obtenida del artículo El Salvador y Guatemala, peores países para conducir en Latinoamérica (Estrategia y Negocios, 2015)

Más espacio público

Lo anterior nos lleva a otra reflexión: el espacio público. El COVID-19 aparece en un momento importante para este tema, pues el desarrollo reciente de nuestras ciudades ha evidenciado el menosprecio por estos espacios; desde áreas reducidas hasta un precario tratamiento de los mismos, tanto en la selección de materiales y mobiliario como en su poco o nulo mantenimiento. Muchos arquitectos sostenemos que la poca atención al espacio público es una de las causas por las que carecemos de un tejido social solidario.

Ahora los espacios públicos están cerrados, así como los espacios privados de uso público, como centros comerciales, centros de entretenimiento, bares y restaurantes. De esos que tanta queja tenemos y que ahora tanta falta hacen para convivir con los demás. Después de esta pandemia no se puede pensar en espacio público de la misma forma. Deberíamos tener más espacios, más pensados y más generosos, para evitar el hacinamiento. Tomando en cuenta actividades específicas de entretenimiento como las artes escénicas, las artes plásticas, los deportes, la gastronomía, entre muchas otras. Acá hay todo un abanico de opciones y oportunidades para crear, la reciente renovación del Parque Cuscatlán es un excelente ejemplo del que podemos partir.

Imagen obtenida de la fotogalería Así luce el renovado parque Cuscatlán que abre sus puertas a partir de este martes de Jessica Orellana y Yessica Hompanera (elsalvador.com, 2019).

El paradigma de la vivienda

Finalmente en esta circunstancia de confinamiento, queremos hacer una última reflexión. La vivienda en El Salvador ya no puede seguir viéndose como ha sido en los últimos 40 años. No nos referimos a los últimos proyectos de vivienda en altura, sino a los que, lejos de la ciudad, plantean conceptos que datan de las soluciones a la epidemia del cólera del siglo XIX.

Varios arquitectos ya están opinando sobre esto. Carlos Arroyo pone sobre la mesa el cohousing, (en español: vivienda colaborativa). Destaca que, en una cuarentena, los que den negativo pueden encargarse de las tareas que ayuden a sobrellevar la crisis en las áreas comunes. Alberto Eltini plantea crear casas más grandes, flexibles, con balcones y terrazas amplias. Carlos Lamela de Estudio Lamela retoma el home office y plantea realizar en casa más actividades laborales y así ahorrar transporte y reuniones innecesarias.

Imagen tomada del artículo 51 ideas modernas de diseño de oficina en casa para inspirarte (en inglés). (Home Designing, S.F.)

El Salvador es un territorio reducido pero económicamente golpeado, esta crisis representa una excelente oportunidad para replantear el transporte, el espacio público y la vivienda; esta última, ahora debe verse como unidad estratégica de la ciudad. La vivienda podría ser el lugar desde donde algunos ciudadanos pueden desarrollar la economía, convivir familiarmente, gastar menos en transporte y evitar contagios innecesarios. La gran mayoría probablemente requerirá de movilizarse a sus trabajos, pero con una carga vehicular menos pesada y siendo optimistas con un transporte público digno. De lograr todo esto, en esos días de descanso, al salir de casa, se podría disfrutar más del espacio público y, como creería Paloma Gómez, se podrían hacer nuevos negocios. Hay mucha ciudad después del COVID-19.

— Posted on abril 5, 2020 at 7:49 pm by

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Comments (1)

  1. Susy Castañeda Reply

    abril 10, 2020 at 3:00 am

    Excelente análisis, será que se necesita modificar algunas normas para lograrlo?, será que la autonomía municipal en algunos aspectos ha llegado a aceptar áreas de recreación no apropiadas?, o en el peor de los casos la posibilidad de vender estos espacios a terceros?, Creo la gran mayoría no está consciente de lo que significan éstos.

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