El Salvador en su «interior»
Para la mayoría de salvadoreños el diseño de interiores es algo superfluo, a veces innecesario. Ciertamente el diseño de interiores es el tratamiento superficial del espacio y su distribución pero eso no significa que no sea importante, en la actualidad El Salvador necesita más en su interior de lo que cree.
El diseño de interiores es una disciplina que existe desde la Antigüedad, particularmente en el tratamiento interno de las tumbas egipcias caracterizadas por decoraciones cuidadosamente pensadas para brindar comodidades en el más allá, en un principio el interiorismo era un elemento significante de las creencias religiosas asociado al estilo de vida exquisito. Durante la Edad Media, expresiones como la Catedral de Notre dame (Ca. 1345) muestran un elaborado tratamiento superficial dónde destacan grandes obras artísticas de la talla de escultores como Antoine Coysevox y Nicolas Coustou. La riqueza en el decorado junto al lenguaje arquitectónico pretendían expresar poder, tanto religioso como político. La revolución industrial permitió democratizar el interiorismo al popularizarse el arte e industrializar la producción, así muchas personas tuvieron la oportunidad de utilizar el diseño interior para sus residencias o negocios.
En el caso de El Salvador, el diseño de interiores está íntimamente relacionado con la guerra civil (1980 – 1992) y los fenómenos de la posguerra. Antes de 1954 en el país no existía la carrera de Arquitectura, por lo que los responsables del diseño y la construcción de espacios habían sido artesanos locales, ingenieros (locales y extranjeros), arquitectos extranjeros y más recientemente arquitectos locales graduados en el extranjero. A partir de la fundación del primer programa de Arquitectura en 1954 y en medio del auge del estilo internacional, la expresión arquitectónica salvadoreña dejó a un lado los estilos historicistas dando paso al modernismo. Los arquitectos, tanto locales como extranjeros, manifestaron su capacidad en el manejo de la ciudad a través del tratamiento del espacio público, la vivienda y algunos ensayos de mayor escala, sin embargo con el aparecimiento de la guerra civil la propiedad privada se amuralló para ser resguardada de una supuesta reconfiguración social de la tierra, así, en medio de esta tensión apareció un enfoque mayor hacia el espacio interior. En el País existen dos programas académicos relacionados al diseño de interiores, uno fundado en 1980 en la Universidad Dr. José Matías Delgado (UJMD) y otro en 1992 en la Universidad Albert Einstein (UAE). Curiosamente ambos programas se estrenaron en las fronteras del inicio y fin de la guerra civil y sus tensiones sociales. A partir de 1992, con la firma de los acuerdos de paz, la economía de remesas y en el marco de la apertura a los mercados globales, uno de los cambios culturales más significativos en el País ha sido el aumento en el consumo, fenómeno que ha sido trascendental tanto para extranjeros como locales ya que ha puesto a todos los actores de la vida económica a competir en un libre mercado; esto ha orientado a empresarios locales a mejorar las condiciones físicas de sus negocios en relación a sus competidores extranjeros, quiénes traen consigo ideas más experimentadas en el manejo de marcas, publicidad y diseño interior.
Por lo tanto la importancia del diseño interior en el momento actual salvadoreño radica en el libre mercado y la globalización, por consiguiente la toma de decisiones en cuanto a la apertura de comercios y servicios directos al cliente, para el caso tiendas especializadas, gastronomía y entretenimiento, no está vinculada únicamente con la creación de una marca, la publicidad y su comercialización sino también con el diseño de la experiencia sensorial derivada del tratamiento superficial del espacio y su distribución.
— Posted on marzo 7, 2015 at 12:57 am by Rafael Tobar